En TALLER ANGAR, recibimos el desafío de un coche que había perdido el rumbo. La aventura incluyó calibraciones finas, ajustes diarios y muchas risas compartidas. ¿El resultado? Un coche que ya no es un chiste, sino una joya de la carretera.
Transformamos un coche que parecía sacado de una película de comedia en una máquina superveloz. La avería completa y el desorden del sistema eléctrico fueron un reto, pero el equipo de TALLER ANGAR lo convirtió en una solución de movimiento perfecto.